Gemfe 2020 – Málaga

Esta edición, la IX, se celebró en Málaga. Los temas a tratar fueron radiología/endoscopia intervencionista, y renal.

Para la parte intervencionista contamos con 2 veterinarios que ejercen en un súper hospital veterinario de Nueva York, y que solucionan patologías con fluoroscopia, radiología y endoscopia. Lo que está cerrado lo abren, y lo que esta abierto lo cierran. Colocan stents para corregir estenosis en cualquier “tubo” del cuerpo. Me pareció futurista total y me despertó la curiosidad por saber cuándo llegarán esas técnicas a España.

En la parte renal, contamos con Xavi Roura, veterinario del hospital universitario veterinario de Barcelona. El renal es su tema estrella y aunque no contó nada nuevo, nunca está de más recordar conceptos, sobretodo con la claridad oratoria que le caracteriza.

La zona comercial apenas contaba con 15 expositores, lo cual no impidió que volviera con la mochila llena de panfletos y algún producto que otro de prueba para Mirta. Me resultó llamativo el movimiento #respet que trata de averiguar y encajar los cambios que se producen sobre el trato ofrecido a mascotas, tanto por parte de sus familias como por parte de los veterinarios. Las tendencias cambian y las mascotas no quedan atrás.

En cuanto a la parte de ocio/turismo, este año no fue especialmente llamativo a excepción del karaoke que organizaron para la cena de gala del sábado noche. Cenamos en un restaurante situado en un parque natural, del que no vimos nada por la oscuridad. La mitad de los viajeros del autobús se marearon por las curvas de la carretera. Y durante la cena, los camareros tenían prisa por recoger la cristalería antes incluso de que terminaras la bebida. También tuvimos un cóctel en un merendero en la playa y una comida de bocaditos en un patio andaluz.

Fue mi primera visita a Málaga. Es una ciudad soleada y cálida, y esto se refleja en el ritmo de la gente. Las calles llenas a cualquier hora, espetos, imágenes religiosas, mezcla de religiones, culturas, olores… y muchas almendras garrapiñadas. Fue fantástico encontrar verano en febrero.

Me faltó probar la gastronomía de la región. Sólo comí ajo blanco. Me quedé con las ganas de comer espetos, pescaíto frito, y demás productos. Será para la próxima.

Hasta la siguiente!

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