FLUTD son las siglas en inglés de Feline Lower Urinary Tract Desease. Enfermedad del tracto urinario inferior felino, es español. Es un término que abarca varias patologías de las vías urinarias inferiores (vejiga y uretra) y que se manifiestan con los mismos síntomas. En los 80 se le conocía como FUS (Síndrome Urológico Felino).
Las patologías que lo componen son: 1. Cistitis idiopática felina (CIF) 55-65%, 2. Urolitiasis (cálculos) 15-21%, 3. Tapones uretrales 10-20%, 4. Defectos anatómicos 10%, 5. Alteraciones del comportamiento 9%, 6. Infecciones urinarias 1-8%, 9. Neoplasias 1-2%.
Todos estas patologías se manifiestan con: – Polaquiuria (micción frecuente), – Disuria (micción dolorossa), – Estranguria (dificultad para orinar), – Hematuria (sangre en orina), – Periuria (micción cerca del arenero), – Vocalizaciones durante la micción, – Alopecia en abdomen o periné, y – exceso lamido de pene o vulva.
Como los síntomas son prácticamente idénticos, es necesario realizar un correcto diagnóstico diferencial mediante algunas pruebas. Es importante conocer la historia clínica del gato, si tuvo más episodio de eliminación inadecuada, hematuria… así como lo que come (pienso seco, lata, chuches, leche…). El urianálisis aporta mucha información (he hablado de él hace unas semanas), y el cultivo con antibiograma permite aislar la bacteria causante de infección (recordad, la infecciones urinarias solo son un 1-2%) y el antibiótico específico para eliminarla. En estos casos la radiografía es muy útil ya que permite ver si hay cálculos (localización, tamaño y número) siempre y cuando estos tengan un tamaño mayor de 3mm y sean radiolúcidos. La ecografía queda un poco corta, permite valorar la pared de la vejiga y medir los cálculos una vez los has localizado con radiografía. Algunos centros veterinarios realizan Cistografía de contraste, que son básicamente radiografías pero con contraste en la vejiga el cual se introduce mediante sondaje, con el gato sedado o anestesiado. Pueden ser de contraste negativo (aire, monóxido de carbono, o monóxido de nitrógeno), de contraste positivo (iodo orgánico), o de doble contraste (con gases y iodo). Permiten ver cálculos, coágulos de sangre, anomalías en la pared vesical… Y en el top, si la clínca dispone de endoscopio con sondas de pequeño calibre, se puede hacer Cistografía para ver la uretra y vejiga por dentro. En ocasiones también es necesario hacer hemograma y bioquímica, las cuales pueden poner de manifiesto enfermedades subyacente o concomitantes.
Como la Cistitis Idiopática Felina (CIF) es la causa más frecuente de FLUTD voy a detallarla un poco. Básicamente se llega a su diagnóstico descartando las otras causas de FLUTD como son cálculos, cristales, infecciones, neoplasias. Es una de las enfermedades “modernas” de los gatos de interior ya que los gatos sin acceso al exterior, con sobrepeso y que conviven con más gatos son el grupo más representativo. Se sabe que hay gatos más sensibles al estrés que otros y son los primeros los que pueden desarrollar CIF. El estrés y el dolor alteran la liberación de catecolaminas (neurotransmisor), estimulando el sistema nervioso parasimpático el cual aumenta la permeabilidad epitelial (estómago, vejiga) y favorece que las sustancias que están en la orina irriten la vejiga, provocando inflamación y más dolor. ¿Y qué les provoca estrés? Pues cualquier cosa, desde competencia por los recursos de la casa (comida, agua, áreas de descanso y juego), hasta visitas, pasando por cambios de tiempo. Como parte del tratamiento, el enriquecimiento ambiental (MEMO) es muy importante, pero también la analgesia, una dieta adecuada para que la orina sea menos concentrada e irrite menos la mucosa, nutracéuticos (forman una película protectora en la vejiga), e incluso ansiolíticos/antidepresivos.
La otra causa más frecuente de FLUTD son los urolitos y tapones uretrales. Ambos pueden provocar obstrucción de uretra e impedir que el gato (normalmente macho) orine, provocando retención de orina en vejiga (balón vesical), con dolor y fallo potencial de los riñones. Es una urgencia médica que necesita estabilización del paciente con fluidoterapia y sondaje. Los urolitos son sólidos, y pueden estar formados por cristales de estruvita o de oxalato. Los primeros pueden eliminarse con la dieta, pero los segundos no y requieren extracción manual (cistotomía -abrir la vejiga-, urohidropropulsión -extraerlos con gradiente de flujo-, extracción por cistoscopia uno a uno, o litotripsia -fragmentarlos con láser aunque de momento sólo se hace en perros-). En el caso de los cálculos de estruvita, si hay infección asociada, ésta debe tratarse porque sino los cristales no se eliminan. Los tapones uretrales son mucosos y se forman por inflamación y depósito de cristales. El control es por medio de dieta.
En cuanto a defectos anatómicos, suelen ser congénitos y se diagnostican en gatos menores de 1 año.
Las infecciones afectan más a gatas persas, de más de 10 años de edad y baja condición corporal. Si hay enfermedades concomitantes como diabetes mellitus, hipertiroidismo, o enfermedad renal (que cursan con PU/PD y menor densidad de la orina), el riesgo aumenta. El sistema urinario cuenta con mecanismos para defenderse frente agentes externos (micción completa, vellosidades y peristaltismo de la uretra, pH orina…) pero cuando estas barreras están alteradas, la infección puede ascender. También existe la infección hematógena, pero es menos frecuente.
El FLUTD es a veces difícil de llegar a una causa, y difícil a veces el manejo y tratamiento. Son frecuentes las recidivas. Pero hoy en día se conoce mucho mejor y hay más disponibilidad de opciones terapéuticas. Es importante recurrir a medicamento “easy to give” para minimizar el estrés en casos de CIF.
¡Hasta la próxima!