Muchos diréis que es un bichillo peludo con bigotes, dueño y señor de la casa. Otros que un animal arisco y falso. Y otros que la reencarnación del demonio. Bueno, para empezar, un gato de falso no tienen absolutamente nada. Si quiere caricias, te las pide; si no quiere más caricias, te lo dice pudiendo salir más o menos bien parado.
Un gato es un mamífero de la familia de los félidos, carnívoro estricto y solitario. No voy a entrar a explicar las líneas de antecesores que se barajan en la actualidad, pero sí es importante el hecho de que sea “carnívoro estricto” y “solitario”.
Carnívoro estricto significa que su dieta debe ser rica en proteína, ya que sólo por medio de la carne reciben un aminoácido llamado Taurina, que interviene en el correcto funcionamiento del músculo cardíaco y la retina. Su carencia provoca patologías cardíacas que pueden ocasionar la muerte, y ceguera irreversible. Por consiguiente, el pienso debe ser específico para gatos, con entre un 30 y un 40% de proteínas, y en el caso de ser pienso vegano (que los hay), tiene que estar suplementado con taurina.
Que un gato sea una animal “solitario” explica la mayor parte de su comportamiento. Son territoriales. Su territorio puede ir desde sólo una habitación hasta una urbanización entera en el caso de que tenga acceso al exterior. Por eso, cuando tenemos un gato en casa e introducimos otro, se lo toman muy mal porque otro ser está invadiendo su territorio. Y esto a veces lo expresan con marcaje con orina o heces en casa, en sitios que no son el arenero. Y a veces no es ni siquiera marcaje, es que por no entrar en el territorio del otro gato donde puede estar colocada la bandeja de arena, hacen sus necesidades donde pueden.
Que sea solitario también explica los hábitos de alimentación. Un gato en la naturaleza se pasa cerca de 8 horas cazando. Pueden cazar unas 13 presas al día, o hasta 20. Se la come y si sigue con hambre vuelve a cazar. Come única y exclusivamente para alimentarse, para saciar el hambre. Come solo. No comparte mesa ni sobremesa con ningún congénere, porque para el gato la comida es un mero trámite para sobrevivir. Por eso, cuando en una casa con varios gatos no hay “recursos” suficientes (comederos con comida y bebederos con agua), pueden aparecer problemas de territorialidad y de comportamiento.
Pasa lo mismo con el contacto con otros gatos. En la naturaleza sólo se relacionan para reproducirse. En el hogar, pueden compartir siestas, pero es más habitual que casa uno tenga su lugar preferido para descansar.
En etología hay una cosa que se llama etograma, que es un diagrama de cómo reparten los gatos su tiempo. A groso modo pasan 8 horas durmiendo, 8 horas cazando y alimentándose, y 8 horas acicalándose. En una casa, donde tienen la comida a disposición y no tienen que preocuparse en cazar, distribuyen este tiempo entre jugar y aumentar las horas de siesta. El acicalado es muy importante para ellos, porque además de eliminar el olor corporal que los puede delatar ante una presa, eliminan pelo y células muertas, y se refrescan. El etograma nos resulta útil porque nos permite determinar si hay problemas de comportamiento, si aumentan el acicalado, puede ser por estrés; si comen más por aburrimiento…
Pues eso, un gato es un ser que se expresa con el humano como sabe o puede, a veces misterioso pero siempre sorprendente. Hasta la próxima!