La visita al veterinario empieza en casa

Muchas veces recibimos gatos en consulta que vienen literalmente angustiados, y sus dueños también. Por la dificultad de introducir al gato en el trasportín, por arañazos, mordiscos, riñas, gritos, choques del trasportín, etc.

Lo que siempre tenemos que tener en cuenta, es que el gato es un animal muy sensible a la manipulación y a los ruidos. Es decir, que si vamos a coger al gato para meterlo en el trasportín, tenemos que ir en plan zen, con tranquilidad, suavidad y seguridad.

En el post anterior os indicaba una página web donde se pueden ver las técnicas de introducción del gato en el trasportín, pero antes de eso, tenemos que tener preparadas muchas cosas: el trasportín con feromonas y algún juguete o ropa con olor familiar, una manta para taparlo, y si el gato va a experimentar alguna prueba clínica, el ayuno pertinente o la medicación recetada por el veterinario en casos oportunos. También es muy importante ir con cita, para llegar a la clínica y ser atendido lo antes posible sin tener que esperar mucho en la sala de espera, que en el mejor de los casos será exclusiva para gatos y estaréis solos.

Hemos respirado profundamente y vamos a meter al gato en el trasportín con las menores lesiones posibles. Por favor, sin gritos y sin regañar al gato, que no entiende qué pasa. Si se os escapa la primera vez, intentad cogerlo una segunda, pero no más. Cambiad la cita para otro día si es posible. Tenía unas clientas que le lanzaban una manta a la gata para poder cogerla. Imaginad el susto que podía llevar la gata al sentir la manta caer encima de ella sin aviso previo. Se ponían histéricas la gata y las dueñas. Era sedación en consulta hasta para vacunar. La técnica de la manta no es mala, pero con suavidad, de la que vas a coger al gato, en lugar de con las manos desnudas, pues con la manta y cubriendo la cabeza.

Ya tenemos al gato en el trasportín. Enhorabuena! Ahora hay que ir hasta el veterinario. Con calma, sin movimientos bruscos y sin golpes. Trasportín tapado y hablándole al gato con cariño y calmándolo. Si se va andando, trasportín a la altura del pecho. Nunca rodando. Si se va en coche, en la suelo de la parte de atrás con música suave y maniobras suaves.

Hemos llegado a la clínica. No dejéis nunca el trasportín en el suelo. Se podría acercar un perro a oler y darle un susto de muerte al gato. Hay clínicas que disponen de mesas para dejar los trasportines. En el mejor de los casos, pasaréis directamente a consulta, o sino a la sala de espera. No abráis nunca el trasportín para que el gato salga. Puede abrir alguien la puerta y el gato salir corriendo. Siempre trasportín cerrado y en banco o mesa.

Y una vez en consulta, seguir en estado zen. Que el gato salga solo del trasportín o quitar la parte de arriba si hace falta. No forcéis al gato a salir cogiéndolo por las patas o sacudiendo el trasportín. El veterinario o auxiliar os indicará que debéis hacer o que necesitan ellos hacer.

Y para la vuelta a casa, más de los mismo, keep calm and be happy!

Si en casa hay otro gato que no acudió a consulta, dejad primero que se huelan sin abrir el trasportín, ya que el olor del gato que salió de casa es distinto, y puede haber rechazo. Es cuestión de pocos minutos que todo vuelva a la normalidad.

Espero os sea útil. Hasta la próxima!

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