Los mosquitos, a parte de causar molestias por sus picaduras, que en gatos se localizan principalmente en las orejas y plano nasal, pueden ser también portadores de enfermedades más peligrosas que un “simple” picor.
Como vectores en enfermedades de perros y gatos, hay 2: Aedes spp y el flebotomo. Seguro que del flebotomo habéis oído hablar porque es el transmisor del parásito de la Leishmania, pero voy a empezar por Aedes spp ya que por la distribución geográfica nos afecta más.
Aedes spp incluye al mosquito trigre, que seguro también habréis oído hablar de él y a lo mejor lo oísteis sobrevolar sobre vosotros. Es trasmisor de la filariasis humana y dirofilariasis en perros y gatos. Dentro del mosquito el parásito, Dirofilaria immitis, evoluciona de microfilarias a sus formas larvarias, de las cuales la tercera es infectiva y se localiza en el aparato “picador” del mosquito. Cuando el mosquito pica, inocula el parásito en la sangre de la víctima, donde madura a su fase larvaria 5 en un plazo de unos 90 días, y entonces pasa a los pulmones atravesando los vasos y causando embolización pulmonar. Ahí llegan a la madurez y empiezan a reproducirse. Ponen microfilarias que pasan de nuevo a la circulación y volvemos a empezar. Decir que Dirofilaria immitis es un gusano redondo que vive en los pulmones y si hay mucha población, también en el corazón (y por extensión en la vena cava caudal). Causa hipertensión pulmonar, insuficiencia cardíaca congestiva por hipertrofia del ventrículo derecho, alteraciones hepáticas y renales. Sus efectos son debidos a la presencia física del gusano y a las reacciones de hipersensibilidad (reacción autoinmune) que provoca. Los signos visibles son: tos no productiva, intolerancia al ejercicio, síncopes y muerte súbita, ascitis y efusión pleural, palidez de mucosas, anorexia, depresión, letargia, debilidad, pis oscuro (hemoglobinuria y bilirrubinuria). Si no hay mucha infestación, puede pasar despercibida. Aunque los gatos son más resistentes que los perros, a veces se da la enfermedad. La prevención es mediante difusores antimosquitos y desparasitación interna con milbemicina de forma frecuente. El tratamiento es controvertido porque si existe una alta población de larvas o gusanos, la muerte masiva por el tóxico, puede causar un shock anafiláctico. Mejor prevenir que curar!
Phebotomus spp. es el mosquito trasmisor de Leishmania infantum, la leishmaniasis humana, canina y felina. L. infantum es un protozoo (como Toxoplasma gondii), que causa una sintomatología muy variada, desde signos cutáneos y oculares, hasta síntomas generales en su forma visceral. El flebotomo inyecta la forma infectiva (promastigotes) en la víctima por medio de la picadura. Éstos son “comidos” por las defensas del organismo y se trasforman en amastigotes, que son distribuidos por todo el cuerpo por medio de la sangre. Se replican y van infectando tejidos. La forma cutánea es la más habitual mostrando dermatitis nodular (puede evolucionar a dermatitis erosiva-ulcerativa) en cabeza y las almohadillas de las 4 extremidades. La forma ocular se manifiesta con inflamación de párpados y conjuntiva, queratitis y uveítis. La forma visceral (bazo, hígado, riñones, ganglios linfáticos) es más rara y se manifiesta en función del órgano afectado. La prevención por medio de difusores antimosquitos y collares o pipetas es la mejor forma de evitarlo ya que no tiene cura y el tratamiento es de por vida, y a veces difícil de controlar.
Ambos géneros se ven en zonas húmedas a primera hora de la mañana y al atardecer, por eso es fundamental evitar estanques o humedales a estas horas. Las mosquiteras para que no entren en casa también son válidas.
Recalcar, que ambas enfermedades son zoonosis.
Por último un apunte sobre las moscas, las cuales pueden contaminar la comida si se posan en ella, pero si se comen la mosca, no pasa nada.
El próximo día veremos enfermedades transmitidas por garrapatas. Hasta la próxima!